Zaragoza. Ayer el consejo de gobierno aragonés declaró de interés autonómico el proyecto de una nueva fundición de baterías usadas (plomo) en Pina de Ebro (Zaragoza) por parte de la empresa RECOBAT (perteneciente al grupo empresarial vasco LYRSA) que ya se encuentra ubicada en esa localidad hace años con una planta dedicada a moler las baterías usadas cuyo plomo extraído lo funde en otro horno de su propiedad en Albalate del Arzobispo (Teruel).
Decimos que es un nuevo engaño porque se supone que la política aragonesa en gestión de residuos peligrosos (como las baterías usadas) se basaba en reducir, recuperar, reutilizar o eliminar en la propia comunidad tal cantidad de residuos peligrosos como se generasen en Aragón y resulta que hoy por hoy en la fundición que esta empresa ya tiene en Albalate del Arzobispo se funden 33.000 toneladas al año cuando la generación anual de baterías usadas en Aragón ronda escasamente unas 5.000 toneladas (4621Tm.en 2009 según datos del propio gobierno).
Es decir, que si la planta de Albalate ya no tenía ningún sentido puesto que funde unas siete veces la cantidad de baterías que generamos, ahora todo tiene menos sentido porque con la nueva fundición Aragón pasa a poder fundir entre 66.000 y 70.000 toneladas al año, por lo que nos consolidamos como el sumidero del plomo del norte peninsular o del sur de Europa, como prefieran.
En otras entradas de este blog nos hemos cansado de denunciar estas contradicciones, pero una vez más hemos de llamar la atención sobre el hecho de que fundir baterías usadas es una actividad industrial que en España no se realiza en Madrid, Cataluña o País Vasco, siendo estas comunidades las que ostentan el mayor parque automovilístico español y por consiguiente las mayores generadoras de baterías usadas.
¿Por qué será que las fundiciones de baterías se localizan en comunidades rurales del interior como la nuestra?