25.10.10

LA EXPOSICIÓN AL PLOMO continúa siendo un problema de salud pública en ESPAÑA

La Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC) analiza la determinación de plomo y cadmio en sangre y su relación con fuentes de exposición

· Los efectos tóxicos del plomo y el cadmio cada vez se asocian con niveles más bajos de exposición a estas sustancias
· La edad, la menopausia, la antigüedad de la vivienda y la exposición al humo de tabaco son importantes factores de riesgo. Asimismo, se consideran grupos más vulnerables a los niños, mujeres embarazadas, trabajadores expuestos o personas que padecen osteoporosis, sobre todo los ancianos
· Aunque las concentraciones de plomo y cadmio en sangre de la población española ha descendido en los últimos años, es preciso el control ambiental de estos contaminantes, así como la biomonitorización de estos tóxicos en la población, ya que probablemente no exista un umbral seguro para la salud.

(Imaginaos pues lo que suponer residir en las inmediaciones de una fundición de baterías de plomo, como la de Albalate o Medina del Campo, por ejemplo)

Madrid, 21 de octubre de 2010.

A pesar del descenso en los últimos años de las concentraciones de plomo en sangre de la población española, la exposición al plomo continúa siendo un problema de salud pública, dado que se están identificando efectos tóxicos con niveles de exposición cada vez más bajos, existen subgrupos que mantienen una exposición elevada al plomo, como niños que viven en casas deterioradas o trabajadores expuestos y, por último, los depósitos de plomo en hueso, que se pensaba que eran inertes, se movilizan y son una fuente endógena de exposición.
Así se desprende del estudio ‘Determinación de plomo y cadmio en sangre y su relación con fuentes de exposición’, promovido por la Comisión de Elementos Traza de la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), en colaboración con la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA).
Para la Dra. Montserrat González Estecha, de la SEQC, “los resultados preliminares de este estudio sugieren que es de vital importancia el control ambiental de estos contaminantes, así como la biomonitorización de estos tóxicos en la población, especialmente en los grupos más vulnerables (niños, ancianos, mujeres embarazadas) o en situaciones de mayor riesgo, como la exposición al humo del tabaco, el habitar viviendas antiguas y la menopausia u osteoporosis, ya que probablemente no exista un umbral seguro para la salud”.
De hecho, la dosis tóxica definida para el plomo cada vez es menor. Y es que, se ha establecido que concentraciones de plomo en sangre reducidas se pueden asociar a efectos adversos en los niños, como déficit intelectual, trastornos en la audición y el lenguaje, déficit de atención o comportamiento antisocial.
También en adultos expuestos a niveles reducidos de plomo se ha asociado un mayor riesgo cardiovascular, y podría afectar a la función cognitiva.

“Debido a la amplia exposición a estos tóxicos en la población general, la exposición al plomo y al cadmio sigue siendo un problema de salud pública, y probablemente no hay un umbral seguro de exposición”, apunta la Dra. González.


Grupos con mayores concentraciones;
En este estudio, del que se están presentando las últimas ampliaciones, se encontraron diferencias en la concentración de plomo entre los hombres (superior) y las mujeres, y entre las mujeres menopáusicas (concentración de plomo superior) y las premenopáusicas.
Así, las mujeres menopáusicas presentaron 3,92 veces más frecuencia de concentraciones de plomo en sangre superiores a 2 microgramos por decilitro que las mujeres no menopáusicas. “Este riesgo es de especial interés ya que las enfermedades cardiovasculares que se han asociado a esa concentración de plomo recientemente, son más prevalentes en este grupo”, señala la Dra. González.

Vías de exposición
Las vías de exposición al plomo más importantes son la inhalación y la ingestión. Desde la retirada del tetraetilo de plomo de la gasolina, que en España fue en agosto del año 2001, la principal vía de inhalación es la de partículas de polvo en las viviendas antiguas con pintura en mal estado anterior a 1991. Sin embargo, los millones de toneladas de plomo lanzadas al aire por el uso de la gasolina con plomo han contaminado los suelos, especialmente en las áreas urbanas.
Por vía oral, las fuentes de exposición más frecuentes son la ingesta de agua contaminada procedente de tuberías con plomo, los recipientes y utensilios de cocina recubiertos de esmaltes plomados y la ingesta de pintura rascada de las paredes, o chupar juguetes que contengan plomo, en el caso de los niños. (O vivir en las proximidades de una fundición de plomo)
El agua, especialmente la caliente que ha permanecido estancada y la ácida, libera grandes cantidades de plomo en las tuberías y las soldaduras. En España el uso de las tuberías de plomo se abandonó a partir de 1980.

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